El banco de meditación, también conocido popularmente como banco seiza, banquito, banqueta o taburete de meditación, posiblemente es, de entre todos los soportes que existen para la práctica de la meditación, uno de los más extendidos y utilizados.
¿Por qué meditar en un banco de meditación?
Aunque las razones que pueden llevar a un meditador a decantarse por la utilización del banco de meditación como soporte de su práctica pueden ser múltiples y diversas. Una de las más extendidas va a ser la resistencia a la postura de meditación.
Resistencia a la postura de meditación
Una de las mayores resistencias que tenemos a la hora de iniciarnos en la práctica de la meditación y de perseverar en la misma es la postura. En los inicios, y hasta que el cuerpo y la mente se van habituando a la postura, la misma nos parece excesivamente rígida, incómoda e incluso dolorosa. Mantener una postura de meditación sedente o de rodillas, sobretodo para los occidentales, no nos resulta nada sencillo.
Aunque practicar la meditación en banco es una alternativa muy válida y recomendable para todas las personas, ciertamente es una de las mejores opciones para evitar los abandonos prematuros de la práctica en el caso de meditadores que recién se inician a la práctica de la meditación o que, siendo ya meditadores intermedios o experimentados, sostener la postura sedente en el suelo o en un cojín o de rodillas, les resulta un tanto arduo, incómodo y/o doloroso, ya sea por su propia constitución y/o flexibilidad corporal, o incluso también por padecer molestias de espalda o en las articulaciones.
Meditar te cambia la vida
A mi me la cambió.
Para mejor, claro. Para mucho mejor.
Apúntate para abrir esa puerta.
“Siendo que en la práctica de la meditación el cuerpo es el vehículo de autoconocimiento del que aquella se sirve para conocer y purificar la mente, hay que saber escuchar el cuerpo, conocer sus limitaciones y respetarlas. Meditar en banco es, por tanto, tan digno como hacerlo en el suelo o en un cojín de meditación”.
Disponer, por tanto, de un banco de meditación puede ser todo un antes y un después en nuestra práctica meditativa.
Escogiendo un banco de meditación: Estabilidad, comodidad y firmeza
El banco de meditación ofrece la estabilidad, comodidad y firmeza necesarias para la práctica de la meditación. Posibilita que nuestra postura sea muy vigilante, atenta y despierta. Favorece la quietud y con ella, la creación de los estados mentales que la práctica requiere. La quietud física favorece inevitablemente, la quietud mental. Y viceversa.
Ajuste y alineación natural de la postura de meditación
Además, la práctica de la meditación en banco, gracias a su inclinación, nos ayuda a ajustar la postura y con ello a alinear correctamente la cabeza, los hombros y la pelvis.
También, practicar la meditación en un banquito nos ayuda a mantener la espalda erguida y a respetar en todo momento la curvatura natural de nuestra columna.
De esta forma, se facilita el fluir natural y sin interrupciones de la respiración así como la descarga de la presión sobre la zona lumbar y la descompresión de los órganos internos.
Se mejora la circulación sanguínea y disminuye en consecuencia las posibilidades de que aparezcan las incomodidades derivadas del entumecimiento y hormigueo. Este tipo de sensaciones, al meditar en banco, se ven notablemente reducidas.
Absorbe el propio peso corporal y alivia los dolores de espalda y articulaciones
Igualmente, la práctica de la meditación en banco contribuye a que tu peso sea absorbido por el mismo, evitando con ello la excesiva presión que de meditar sin banco en esta postura se ejercería sobre tus rodillas, piernas y empeines.
La postura en el banco de meditación
¿Cómo usar el banco para meditar?
El banco de meditación está pensado para meditar en la postura de meditación conocida como Seiza, –correcto sentar–. Y decimos que está pensado dado que por su versatilidad también ofrece la posibilidad de practicar la meditación en otras posturas como ahora la práctica de la meditación con las piernas cruzadas en flor de loto o medio loto.
Eso sí, cuando te sientes a meditar, siéntate en una misma postura durante toda la práctica, esto es, desde el inicio hasta el final de la misma. No vayas cambiando de una a otra así que te vayas cansando de permanecer en la misma postura.
ecuerda que estamos entrenando a la mente a mantenerse ecuánime, equilibrada y en calma, pase lo que pase. De otra forma, la mente nos va a llevar a cambiar una y otra vez de postura, buscando la eterna comodidad.
Postura Seiza
Tradicionalmente, la postura Seiza es la posición en la que los japoneses se sientan en el suelo o a meditar, y que consiste en arrodillarse y apoyar los glúteos sobre los talones, manteniendo éstos unidos por los dedos gordos de los pies y los talones y tobillos ligeramente separados hacia fuera. Las manos descansan sobre el regazo y la espalda permanece erguida.

Habituar a nuestro cuerpo y a nuestra mente a esta postura
A diferencia de la manera tradicional en la que los japoneses se sientan a meditar en Seiza sin ningún tipo de soporte, ayudarnos en nuestra práctica por un banco de meditación contribuye a que se alivien las tensiones derivadas de la postura sobre los cuádriceps, las rodillas, las piernas y gemelos; también suaviza la presión sobre los talones, pies y tobillos dado que el peso del cuerpo va a descansar principalmente sobre el banco, en lugar de sobre los empeines y talones.
Esto no quiere decir que meditar en banco sea la panacea y no vayamos a sentir las molestias e incomodidades que meditar en esta postura puede causarnos, sobre todo en los inicios de la práctica. Sentir molestias, aún y meditar en posición Seiza sobre un banco de meditación, es normal. Simplemente se requiere habituar a nuestro cuerpo y a nuestra
mente a esta nueva postura. Y esto lo va a dar el tiempo y la práctica.
Usa los elementos y ayudas que necesites para suavizar la dureza del contacto de tu cuerpo con el suelo
Puede suceder que, al meditar en banco, sintamos molestias en las partes del cuerpo que están en contacto directo con el suelo -rodillas, espinillas y empeines principalmente-. Para evitar o reducir este tipo de molestias ocasionadas como consecuencia de la presión que ejerce la gravedad en nuestro cuerpo sobre el suelo duro, podemos colocar bajo el banco una manta o soporte -que no haga perder la estabilidad y firmeza del banco-, tipo zafutón- o también llamado zabutón o esterilla de meditación- . Esto suavizará la presión y la dureza del contacto de tu cuerpo con el suelo. Aquí puedes comprar un zabutón.
Asimismo, en caso que la meditación en esta postura te cause tensión en los tobillos, no dudes en crearte con un par de mantas o toallas un par de rollitos que te sirvan de soporte para dejar que tus tobillos descansen en ellas.
Las manos descansan sobre el regazo o los muslos
En meditación, y por tanto también en la postura Seiza con banco, las manos van a descansar sobre el regazo o los muslos.
Si notas que se te cargan o tensionan las cervicales, hombros, brazos o muñecas ponte un soporte sobre tu regazo -tipo manta o toalla enrollada- y coloca encima tus manos, con el mudra libremente escogido. De esta forma evitarás tensiones innecesarias.
Postura con la piernas cruzadas
En este caso puedes sentarte en el banco de meditación, de igual modo que lo harías sobre el suelo o un cojín de meditación, y cruzar las piernas, bien en medio loto o loto completo.
La inclinación de la pelvis nos va a permitir mantener la espalda erguida y una correcta alineación de la postura, evitando sobrecargar la zona lumbar.
Te invitamos a conocer más acerca de la postura de meditación en el siguiente vídeo.
Clases de bancos de meditación
Hoy en día existen ya una gran variedad de bancos de meditación. Adquirir uno de ellos en el mercado es por tanto en estos momentos más fácil que nunca.
Las principales clasificaciones o tipologías de bancos de meditación tienen que ver según la transportabilidad de los mismos – fijos o plegables-, su estilo o forma -tibetanos o zen-, materiales de los que estén hechos -diferentes tipos de madera principalmente- y según estén acolchados o no.
En este sentido, clases o tipos de bancos de meditación -como veremos a continuación- los hay para todo tipo de personas, circunstancias y gustos. Esperamos esta clasificación os ayude a elegir el mejor banquito para vuestra práctica meditativa.
Banco de meditación fijo
Son bancos de meditación algo más voluminosos y pesados -aunque no tiene por qué- que los bancos de meditación plegables. Son perfectos para cuando la práctica de la meditación está pensada realizarse siempre en un mismo sitio.
De esta forma, siempre tendremos nuestro espacio de meditación preparado para sentarnos en cualquier momento.
Banco de meditación plegable o de viaje
Este tipo de bancos se caracterizan por su menor volumen, su mayor ligereza y su plegabilidad. Están pensados para los meditadores que viajan o acuden a su centro de meditación o retiros con su propio banco de meditación.
También para aquellos que prefieren un banco de meditación que puede guardarse fácilmente en cualquier cajón o armario. Posiblemente por ser los más versátiles, son los que con mayor facilidad vamos a encontrar en el mercado.
En el caso que queramos viajar con nuestro banco de meditación, lo realmente importante es que el mismo debe ser lo más ligero y menos voluminoso posible.
Por experiencia sabemos que cargar con un banco muy pesado, por muy plegable que sea, sobretodo si se carga en mochila, puede ser una limitación a la hora de movernos de forma ágil y ligera.
Patas plegables
Generalmente, en este tipo de bancos, las patas se pliegan hacia dentro -o hacia fuera según se trate de un banco tipo tibetano o zen-, gracias a unas bisagras tipo libro que permiten la apertura y cierre de las patas, sin olvidar la resistencia del banco una vez nos sentemos a meditar.
Puede ser también que, en vez de plegarse las patas con este mecanismo, las patas del banco de meditación sean extraíbles. Ambos sistemas de pliegue son válidos.
Es importante saber que en los bancos de meditación plegables, la estabilidad cobra especial importancia. Es por ello por lo que algunas de las patas de estos tipos de bancos, para conseguir la estabilidad adecuada, se abren en un ángulo un poquito superior al ángulo recto, pero siempre, en su punto justo. De no ser así se corre el riesgo que las patas cedan con el peso de nuestro cuerpo al sentarnos.
Incluso algunos de estos bancos de meditación plegables se venden con su propia funda o bolsa para transportarlo.
Banco de meditación tibetano
Son los bancos de meditación que tienen las patas en los extremos, de forma que nuestras piernas van a quedar por dentro de ambas patas. Son los bancos de meditación tipo banqueta, adecuados para la práctica de la meditación de todo tipo de personas.
Bancos de meditación Zen o estilo Pi
Son aquellos bancos de meditación que se sostienen con un soporte o punto de apoyo central -a modo de una pata o dos- de forma que vamos a colocar nuestras piernas por fuera de las mismas.
En este tipo de banco de meditación vamos a meditar con las piernas ligeramente separadas y puede ser muy recomendable para aquellas personas muy altas o que prefieren que sus piernas descansen en el exterior del banco, facilitándose con ello la entrada y salida del mismo.
Características del Banco de Meditación
¿Qué banco de meditación escoger?
Un banco de meditación, para que cumpla su función, debe ser no sólo estable y resistente a nuestro peso, sino también, contar con las medidas recomendadas para nuestra altura y flexibilidad.
Es por ello por lo que desde este espacio recomendamos que el meditador o meditadora tenga su propio banco de meditación, adaptado a su peso y altura. De esta forma siempre lo tendrá disponible para su propia práctica.
También, en la medida de lo posible y dependiendo del uso que le vayamos a dar, el banco de meditación debe ser lo más ligero y fácil de transportar posible.
Peso y medidas del banco de meditación
El peso y las medidas de un banco de meditación, para que realmente nos proporcione una base cómoda, firme y estable para la práctica, son determinantes a la hora de escoger nuestro banquito de meditación o hacérnoslo nosotros mismos.
De esta forma, tanto el peso como las medidas del banquito de meditación deben ajustarse a nuestra complexión, flexibilidad, peso y altura.
Peso del banco de meditación
En cuanto al peso del banco de meditación, siendo un banco de meditación fijo, no encontramos razón para limitarlo.
Sí tendremos en cuenta que a mayor sea nuestro peso, más resistente debe ser el banco y en consecuencia escogeremos una madera con mayor dureza y resistencia. Normalmente, el peso de los bancos de meditación normales, oscila entre el 1,1 Kg y el 1,5 Kg.
Ahora, si lo que queremos es que nuestro banco de meditación sea portable y de viaje, hemos de conseguir que sea lo más ligero posible, a poder ser que baje del kilogramo. Para que os hagáis una idea, nuestro propio banco de meditación no llega a los 850 gramos, con la goma espuma y tela incluida -100 gramos aprox-.
Medidas del banco de meditación
Al respecto de las medidas del banco hay que saber que normalmente, los de tamaño estándar -ver imagen siguiente-, van a adaptarse a la mayoría de las personas. De esta forma, a mayor altura y menor flexibilidad, más altura del banco se requerirá.
Pero ojo con pasarnos de altura puesto que si el banco es excesivamente alto se va a poner mayor peso sobre las rodillas y se ejercerá mayor presión sobre ellas. Por el contrario, si el banco es demasiado bajo, no tardarán en aparecer molestias sobre los cuádriceps, las espinillas, los empeines y tobillos.
Como podéis ver, las medidas de un banco de meditación no son una cuestión baladí.
La inclinación del banco de meditación
La inclinación del banco de meditación supone que la parte trasera de nuestro banco sea un poquito más alta que la delantera. Un desnivel de 4 cm puede ser suficiente, siendo la altura máxima de 22 cm y la mínima de 18 cm.
Tal y como hemos avanzado antes, la inclinación del banco de meditación es muy importante dado que nos ayuda a mantener la correcta alineación de la pelvis y de la columna así como también la comodidad, estabilidad y firmeza que la postura de meditación requiere.
Conseguir una postura cómoda, estable y firme de meditación se traduce en una mayor facilidad de concentración y atención, tan necesarias para la práctica de la meditación.
Materiales del Banco de Meditación
La madera
La madera es el principal material del que los bancos de meditación están hechos. Al respecto hay que saber que la resistencia, dureza, estabilidad y ligereza que ofrecen todas las maderas no son iguales.
En el mercado podemos encontrar bancos de meditación realizados con madera de haya, pino, roble, o contrachapados. Incluso ya los empieza a haber de bambú.
No hay aquí ninguna norma escrita a la hora de escoger la madera en la que esté hecha nuestro banco de meditación, más allá de tratar que nuestro compañero de viaje sea un banco de meditación fabricado con madera reciclada o procedente de bosques cuya explotación se realice de forma ecológica y sostenible.
Un banco de meditación hecho de bambú es una de las mejores opciones por el rápido crecimiento del bambú. También escogeremos preferentemente un banco de meditación que no esté barnizado con productos químicos.
El asiento
Que nuestro banco de meditación cuente con un asiento acolchado compuesto de espuma de alta densidad -o material parecido-, tapizado en tela de algodón sobre la propia base, nos puede ayudar a evitar molestias en los glúteos y con ello favorecer que las sentadas sean más largas y cómodas, con independencia del tiempo que dure nuestra práctica.
También en este caso pueden encontrarse en el mercado diferentes modelos de bancos de meditación en función que los mismos cuenten -o no- con un asiento acolchado. Así, podemos encontrar modelos de bancos que ya vienen tapizados sobre la propia base.
Otros sin embargo, incorporan un asiento movible que se pone encima de la base del banco y con un sistema de gomas elásticas, se sujeta al banco para evitar que se mueva durante la práctica.
En caso que el banco de meditación por el que te has decantado no cuente con este acolchado, puedes colocar sobre el mismo un pequeño cojín o manta.
En este caso, es importante tener mucho cuidado con el asiento que se escoge puesto que un asiento muy blando puede llegar darte somnolencia u ocasionarte algún tipo de dificultad para mantener la postura erguida.
Tampoco un soporte muy duro será una buena elección, pues puede causarte dolores innecesarios. Al final, en este caso, va a ser más una cuestión de prueba-error.
Escoge tu propio banco de meditación
Esperamos haberte ayudado a resolver las dudas que al respecto de la meditación con banco pudieras tener. ¡Ahora solo tienes que escoger el tuyo y ponerte a meditar! Para ayudarte en esta tarea, te dejamos un link donde poder encontrar algunos. Comprar banco de meditación.