La meditación Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India y posiblemente, de entre todas las técnicas de meditación que existen, una de la que más curiosidad despierta y junto a la meditación Anapanasati, una de las más practicadas en el mundo.
En este post vamos a tratar de clarificar qué es la meditación Vipassana y qué es lo que la convierte en una meditación tan especial, en qué consiste y cómo se practica.
A continuación un pequeño resumen de lo que puedes encontrar en este artículo:
¿Qué es la meditación Vipassana?
Etimológicamente hablando, el término Vipassana se compone por la combinación de las palabras VI+PASSANA, donde: “VI” significa ver claro y “PASSANA” significa percepción directa y recto entendimiento. Así, VIPASSANA puede traducirse como “ver claramente” o “ver con sabiduría”, esto es, y para que nos entendamos, “ver las cosas tal y como son”.
Precisamente, va a ser este “ver claro” o esta “visión clara de la realidad” que cultivamos con la práctica de la meditación Vipassana lo que la convierte en una de las más especiales, potentes y transformadoras que existen.
Este “ver las cosas tal y como son” es esencial para erradicar el sufrimiento y las impurezas que lo originan. Este “ver claro” que se desarrolla con la práctica de la meditación Vipassana nos va a permitir comprender cuál es la raíz de nuestro sufrimiento, y por ende del sufrimiento humano.
El “ver las cosas tal y como son” es esencial para erradicar el sufrimiento y las impurezas que lo originan.
Limpiar los condicionamientos
Sucede que nuestra manera de percibir y relacionarnos, no sólo con nosotros mismos o mismas, sino también con los demás y con el mundo en general, está condicionada entre otros, por nuestra manera de ser, por nuestra cultura, por nuestras creencias, por nuestros comportamientos, condicionamientos, juicios y prejuicios.
Tenemos una visión parcial y condicionada del mundo y del cómo deberían ser las personas (incluidos nosotros mismos o mismas) y las cosas.
Meditar te cambia la vida
A mi me la cambió.
Para mejor, claro. Para mucho mejor.
Apúntate para abrir esa puerta.
Este desacuerdo entre el cómo vemos a las personas y a las cosas y cómo creemos que deberían ser y lo que verdaderamente son hace que nos veamos inmersos en una constante e imparable búsqueda del placer (que se da cuando algo o alguien nos agrada o está en consonancia con nuestras creencias e ideas) y en un constante rechazo de aquello que nos desagrada o nos causa dolor (que se da cuando algo no está en consonancia con nuestras creencias e ideas), obviando o pasando por alto, en cualquiera de ambos casos, que existe una ley universal, la ley de la impermanencia, que lo gobierna e impregna todo y de la cual, nada ni nadie puede escapar.
Estos patrones de apego y aversión entre los que se mueve nuestra mente reactiva, en función de los agrados y desagrados con los que se identifica, son inevitablemente grandes fuentes de sufrimiento.
“Ser capaces de observar las cosas tal y como son, de forma ecuánime, no reactiva, sin elección, sin apegos y sin rechazos, en definitiva, amar lo que es, es el horizonte al que mira la práctica de la meditación Vipassana”.
Observar las cosas tal y como son
Ser capaces de observar las cosas tal y como son, de forma ecuánime, no reactiva, sin elección, sin apegos y sin rechazos, en definitiva, amar lo que es, es el horizonte al que mira la práctica de la meditación Vipassana.
(Mindfulness y Meditación ¿Qué diferencias hay?)
Este horizonte no es otro que ir aperturando, desde el amor, una nueva forma de ver y relacionarnos con la vida, con nosotros mismos o mismas y con los demás. Una forma nueva de relacionarnos con lo que ES que va más allá de nuestros agrados, desagrados o indiferencias.
Ser capaces de aceptar plenamente lo que se presente, tal y como se presenta y en el momento en que lo hace es un paso de gigante que nos acerca cada vez más a la liberación del sufrimiento.

¿En qué consiste la práctica de la meditación Vipassana?
De todo lo anterior es fácilmente deducible que la meditación Vipassana consiste en el cultivo de la visión clara o cabal. Esta visión es la que nos va a permitir, desde la experiencia directa y desde dentro, comprender la realidad de las cosas, esto es, reconocer la verdadera naturaleza impermanente e interdependiente de todos los fenómenos y las leyes universales que rigen la vida.
Para desarrollar esta “visión clara” es necesario que la práctica se lleve a cabo con una mente estable, calmada y concentrada. Con una mente ecuánime. Y es precisamente en esta tarea de estabilizar, calmar y concentrar la mente en lo que nos va a ayudar la meditación Anapanasati (meditación Samatha o de calma mental).
Es por ello por lo que podemos decir que en este tipo de práctica en la se cultiva la visión clara, Samatha y Vipassana van de la mano y se cultivan juntas.
De esta forma, mientras que Samatha enfoca la mente, ve, y permite apaciguar o silenciar momentáneamente las emociones o distracciones que nos perturban, Vipassana es la que ve y entiende y la que erradica de raíz las perturbaciones que no nos dejan ver claro.
“En este tipo de práctica en la se cultiva la visión clara, Samatha y Vipassana van de la mano y se cultivan juntas”.

Samatha y Vipassana van de la mano
Precisamente es por la importancia que tiene erradicar de raíz estas impurezas por lo que desde sadhakaspace.org nuestra apuesta siempre va a ser llevar a cabo una práctica meditativa integral, en la cual Samatha y Vipassana se trabajen a la par.
Se cultivará así no sólo la calma mental y la concentración que nos permita mantener no sólo la estabilidad mental y el ancla en el foco o fundamento de atención que corresponda (tal y como veremos a continuación).
También la atención plena y la visión penetrante que nos conduce a la visión clara y con ella al recto entendimiento, a la sabiduría, al discernimiento y la claridad mental; la ecuanimidad y por supuesto a la llevanza de una vida ética y llena de valores.
“La meditación Vipassana es una de las técnicas meditativas más completas, potentes y transformadoras que existen puesto que con su práctica no sólo se desarrolla la concentración, propia de las técnicas de meditación conocidas como de “calma mental” o “samatha”, sino que también se cultiva la atención plena y la visión penetrante que nos conduce a la visión clara y con ella al recto entendimiento, a la sabiduría, al discernimiento y la claridad mental; la ecuanimidad y por supuesto a la llevanza de una vida ética y llena de valores.”

¿Cómo se practica la meditación Vipassana?
La meditación Vipassana tiene diversos niveles y modos de práctica según el fundamento de la atención plena que estemos trabajando. Según la tradición budista son cuatro los fundamentos a los que poder llevar nuestra atención. Vamos a verlos brevemente.
- La atención al cuerpo: En este caso el meditador trata de observar y ser consciente de la respiración y de la postura del cuerpo.
- La atención a las sensaciones que pueden ser agradables, desagradables o neutras.
- La atención a la mente y formaciones mentales (estados mentales). Aquí observamos todo lo que se forma en nuestra mente. Hablamos de pensamientos, emociones o estados mentales de los que está teñida nuestra mente. Observamos, cuando se presenta, el deseo, la aversión, el odio, la dispersión, la concentración, la inquietud, la codicia, la fe, la generosidad, el miedo…. Dentro de este observar, observamos también las sensaciones físicas de comodidad o incomodidad producidas por estas formaciones mentales según nos resulten agradables o desagradables.
- La atención a los objetos de la mente. En tal caso, la contemplación de la mente implica según la filosofía budista la atención a los cinco obstáculos, los cinco agregados (forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia), los órganos de los sentidos y sus objetos; los factores que pueden obstruir la compresión y la liberación; los factores de la iluminación y las Cuatro Nobles Verdades respecto al sufrimiento y la liberación del mismo, el óctuple noble sendero y el dharma de Buda.
La oportunidad de acceder a las profundidades de nuestra mente
En definitiva, de todo lo anterior puede concluirse que la meditación Vipassana, desde la simplicidad de su técnica y desde la carencia de dogma alguno, nos brinda la oportunidad de acceder a las profundidades de nuestra mente y erradicar paulatinamente nuestras impurezas mentales, condicionamientos, juicios y prejuicios.
Nos brinda la oportunidad de ver con claridad y de comprender nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestra mente y por supuesto, el mundo que nos rodea, ayudándonos a relacionarnos con él de una forma más sabia y compasiva.
La práctica de la meditación nos conduce a decir, una y otra vez, un gran sí al momento presente, un gran sí a la vida, un gran sí a la verdad, sin pretender cambiarla o controlarla, sin oponer resistencia al momento presente.
En definitiva, la práctica de la meditación Vipassana nos libera y nos transforma. Nos conduce directamente a la liberación del sufrimiento y al reencuentro con la paz y el sosiego que tanto anhelamos.
A continuación os contamos nuestra experiencia, hace ya muchos años, de nuestro primer retiro de meditación vipassana (en este caso, en Sri Lanka).
Retiro de meditación Vipassana
Un retiro de meditación Vipassana es una de las experiencias introspectivas más interesantes que puedes hacer en tu vida. Diez días retirados en el Dhammasobha Vipassana Meditation Center ( Balika Viduhala Road, Pahala Kosgama, Kosgama, Sri Lanka) nos han servido para conocer con mayor detalle y rigor la enseñanza y el aprendizaje, mediante su práctica continuada, de la técnica de meditación más antigua de la India, la Meditación Vipassana, tal y como es enseñada por S.N. Goenka, en la tradición de Sayagyi U Ba Khin.
Dicha técnica, que significa «visión cabal» en el antiguo lenguaje Pali de la India, esto es, ver las cosas tal y como son en realidad, estuvo perdida durante siglos para la humanidad, y fue redescubierta por Gotama el Buda hace más de 2.500 años.
Una práctica para todos
Es importante tener claro que aunque la Meditación Vipassana fue desarrollada por el Buda, su práctica no queda limitada a los budistas sino que la técnica funciona sobre la sencilla base de que todos los seres humanos compartimos los mismos problemas esenciales y que por tanto, una técnica que puede erradicar esos problemas tiene una aplicación universal.
No tiene por tanto la Meditación Vipassana naturaleza sectaria alguna. La misma carece de dogma y puede ser practicada por gente de cualquier procedencia, con independencia de su raza, clase social o sexo. El sufrimiento es común a todos.
La Meditación Vipassana es por tanto la técnica que nos capacita para afrontar las tensiones y los problemas de la vida de una forma tranquila y equilibrada, erradicándose de esta forma en el practicante de la misma, de forma paulatina, las tres raíces de la infelicidad que nos conducen a sufrir: el deseo, la aversión y la ignorancia.
La meditación Vipassana es en definitiva una técnica que te enseña el arte de vivir en el momento presente.
Dada la extensión del artículo y las diferentes categorías se presenta un índice para facilitar el acceso y la lectura de cada apartado.

El centro de Vipassana y su entorno. Cómo llegar
El Centro Dhamma Sobhā, que significa ‘Resplandor del Dhamma’, es el segundo Centro de Meditación Vipassana en Sri Lanka y el cual se encuentra en un entorno pintoresco. Establecido en el pueblo de Kosgama, a unos 47 kms de Colombo en la carretera Colombo-Ratnapura, su acceso resulta muy fácil por carretera, siendo la ciudad más cercana al mismo Awissawella.
Si el viaje hacia el Centro se emprende desde Colombo, en autobús, hay que tomar el autobús nº 122 (Colombo-Awissawella) desde la estación principal de autobuses en Pettah hasta la parada de autobús Kosgama Junction/47th km post. Este viaje en autobús cuesta unas Rs.76 /= . Desde allí se puede acceder al Centro fácilmente a pie (salvo por los últimos 100 metros de subida ininterrumpida) o bien cogiendo un tuk tuk en la misma parada Kosgama Junction/47th km post que no debería costar más de Rs.100 /=.

En caso de realizar el viaje por carretera hay que ser previsor con la hora de salida dado que no obstante el ingreso en el Centro puede hacerse entre las 11 am y las 4 pm lo cierto es que el tráfico en esta zona es muy intenso.
Para que podáis haceros una idea nosotros salimos de Pettah a las 12 am y hasta las 3 pm pasadas no llegamos al Centro. ¡Tres horas para recorrer 47 km!


Advertencias antes de iniciar el curso de Vipassana
El idioma
El retiro de meditación vipassana se lleva a cabo en inglés y en Sinhala Medium. Por ello es esencial que puedas comunicarte con el maestro o la maestra, según corresponda, en cualquiera de los dos idiomas.
Ello es importante dado que, a pesar de imperar el Silencio Noble, y no sólo porque las comunicaciones con el maestro o la maestra lo sean en cualquiera de estos dos idiomas, lo cierto es que la técnica se aprende por medio de grabaciones de audio y video efectuadas a tal fin.
Si no entiendes el idioma, la posibilidad de no aprovechar los beneficios del retiro de meditación vipassana son extremadamente altas.

El Código de Disciplina para la Meditación Vipassana
Antes de iniciar el retiro de meditación vipassana se debe examinar cuidadosamente el Código de Disciplina. Se requiere que respetes el mismo muy escrupulosamente la duración del mismo. Entre otras, cabe destacar:
(I) La observancia de forma rigurosa de los siguientes Cinco Preceptos
- Abstenerse de matar a cualquier criatura.
- Abstenerse de robar.
- Abstenerse de toda actividad sexual.
- Abstenerse de mentir.
- Abstenerse de todo tipo de intoxicantes.
Existen a su vez tres preceptos adicionales que han de seguir los estudiantes antiguos (es decir, aquellos que han completado un retiro de meditación vipassana con S. N. Goenka o alguno de sus profesores asistentes). Estos son:
- Abstenerse de comer después de las doce, con las salvedades que se indican en el apartado comida.
- Abstenerse de entretenimientos sensoriales y de llevar adornos.
- Abstenerse de utilizar camas lujosas.
Para la tranquilidad de todos cabe decir que sólo es necesario seguir estos Ocho Preceptos durante el tiempo dedicado a la práctica intensiva del Dhamma de forma que, cuando finaliza este período, el meditador puede volver a adoptar los Cinco Preceptos como norma de su conducta.
Existen, para aquellos que han decidido adoptar la vida de un recluso o de un monje o monja mendicante un precepto más (el séptimo, a su vez, se divide en dos y de aquí que se diga que son diez los preceptos que estas personas deben de seguir): Abstenerse de aceptar dinero.
Deben así estas personas sustentar sus vidas exclusivamente gracias a la caridad que reciban con la finalidad de estar libres y dedicarse de esta forma de lleno al trabajo de purificar sus mentes, en beneficio propio y de los demás.
(II) Permanecer en el Centro hasta que finalice el curso, incluso si surgen dificultades durante el mismo.
De hecho, en este punto, a la llegada al Centro, y en el momento de realizar el ingreso debes firmar un documento en el que figura este compromiso de permanecer en el Centro hasta finalizar el retiro de meditación vipassana.
Y no sólo ello sino que el mismo maestro te recuerda este compromiso en las primeras entrevistas con él indicándote que debes cumplirlo.
(III) El Noble Silencio (silencio de cuerpo, palabra y mente).
Los estudiantes deben mantener un silencio total desde el comienzo del retiro de meditación vipassana hasta la ruptura del silencio la mañana del último día completo, esto es, el día 10. No obstante los estudiantes pueden hablar con el maestro o la maestra siempre que sea necesario y pueden acercarse a la gerencia con cualquier problema relacionado con la comida, el alojamiento, la salud, etc.
Pero incluso estos contactos deben mantenerse al mínimo con la finalidad de cultivar la sensación de que se está trabajando en soledad.
(IV) Entrega a los gerentes del curso de los teléfonos móviles, iPads, tabletas y ordenadores portátiles, libros, libretas, diarios o cualquier otro objeto que pueda distraerte de la práctica junto con los objetos de valor que se lleven antes de que comience el curso.
(V) Dejar de lado todas las demás prácticas de meditación, ritos, rituales, recitaciones y oraciones durante el curso.
(VI) Separación de hombres y mujeres.
Durante el retiro de meditación vipassana los estudiantes han de mantener una completa segregación de sexos.
(VII) Contacto físico.
Debe evitarse cualquier tipo de contacto físico, ya sea entre personas del mismo sexo o del sexo opuesto.
(VIII) Drogas e intoxicantes. Tabaco.
Hay que abstenerse del consumo de cualquier tipo de drogas, alcohol o cualquier tipo de intoxicantes durante todo el retiro de meditación vipassana, incluido el tabaco. Asimismo, tampoco se permite llevar al curso tranquilizantes, píldoras para dormir o cualquier tipo de sedante de forma que aquellos que estén tomando alguna medicación o droga bajo prescripción médica deben hacérselo saber al maestro.
(IX) Vestimenta.
Las ropas han de ser sencillas, modestas y cómodas. Los pantalones cortos, la ropa ajustada o transparente no está permitida en el Centro. Los tops, blusas, camisetas no deben ser sin mangas. Las partes inferiores deben ser sueltas y anchas, o usarse con blusas largas.
Puede llevarse un chal para cubrir la parte superior del cuerpo.
Los estudiantes de Sri Lanka visten ropa blanca durante el retiro de meditación vipassana, si bien esto no es obligatorio. Sí que te solicitan evitar llevar ropa oscura.

(X) La comida.
Es importante saber que no es posible satisfacer las preferencias especiales de comida y por ello se solicita amablemente a los estudiantes que se conformen con las sencillas comidas sanas y equilibradas vegetarianas que son proporcionadas y que son más que adecuadas para la práctica de la meditación.
Si se han llevado alimentos éstos deben entregarse a la gerencia al inicio del retiro de meditación vipassana.
Al respecto de la comida es importante saber que la última comida del día se realiza a las 11 am. Si bien, a las 5 pm se ofrece a los estudiantes nuevos té y alguna fruta y galletas saladas. Los antiguos estudiantes deben observar el sexto precepto tomando únicamente té (sin leche) o zumo de fruta a las cinco de la tarde; los estudiantes nuevos pueden tomar leche y fruta. El profesor puede eximir a algún estudiante antiguo de la observancia de este precepto por razones de salud.
No se permite ayunar.

Requerimientos del Centro a los estudiantes
Se solicita a los estudiantes que, además de otros artículos personales de uso diario, los mismos lleven:
- Sábanas-mantas.
Si bien, en caso de que no puedan llevarse su propia ropa de cama, en el propio Centro te facilitan unas sábanas para cubrir el colchón y otras para poder arroparte. Dado que en el Centro hay muchísima humedad, principalmente en época lluviosa, y sobretodo si se es friolero o friolera, aconsejamos llevar, si es posible, un saco de dormir en el que estar un poco mejor protegido de la humedad y del frío, caso de hacerlo.
- Linterna, reloj despertador, candado y termo.
- Repelente de mosquitos / crema.
- Paraguas / chubasquero, chal y zapatillas.
- Si tomas medicamentos, hay que llevar todos los que vayan a necesitarse durante el curso.
- Pasaporte y documentos de visa válidos en el caso de todos los no esrilanqueses.
Por su parte, los estudiantes de Sri Lanka deben presentar sus Tarjetas Nacionales de Identidad junto con la carta de confirmación de aceptación de ingreso al curso.
Aunque no te lo indican y no obstante es cierto que, en caso de necesitar algo, puedes solicitarlo a la gerencia del curso, a esta lista añadimos la importancia de llevar papel higiénico suficiente para los diez días y una toalla para la ducha.
No está demás llevar además unos tapones para los oídos si os molesta el ruido (que no debe haber mucho puesto que impera el Noble Silencio) y un antifaz para aquellos a los que la luz os moleste al dormir.
Ha de saberse que en el Centro las habitaciones de las chicas son compartidas, y las de los chicos únicamente se cierran con una cortinilla como si de una habitación de hospital se tratara.
Las instalaciones del centro de meditación vipassana
Tres podemos decir son los habitáculos principales del Centro: (i) el edificio, podríamos llamarle principal, compuesto por la planta baja donde encontramos el Dinig Hall destinado principalmente a comedor y zona en la que cada día, por una hora y cuarto más o menos, se visualizan las enseñanzas del maestro S.N. Goenka en inglés y la planta alta, compuesta por las habitaciones y zonas comunes de los chicos.
En el propio Dining Hall, separados por una cortina los comedores de los hombres y de las mujeres, no cabía la posibilidad de contacto visual, ni de ningún otro tipo, entre los sexos opuestos; (ii) el edificio donde se ubican las habitaciones de las mujeres y las zonas comunes de éstas; (iii) el meditation hall, esto es, la sala de meditación, en la que hombres y mujeres acceden cada uno por su edificio y en el que las prácticas se llevan a cabo de forma separada físicamente, aunque no visualmente. Aquí sí que no existe ningún tipo de separación física que impida que las mujeres puedan ver a los hombres y viceversa.
Las instalaciones del centro se determinan por la separación de sexos
En consecuencia puede decirse que las instalaciones del Centro vienen determinadas por la separación de sexos que debe existir en todo momento durante la duración del curso.
En este retiro de meditación vipassana hay que tener en cuenta que solamente es después de la primera meditación, y únicamente durante una hora, esto es, de 6:30 am a 7:30am, cuando se enciende el termo de agua caliente (que nunca disfrutamos puesto que después de semejante madrugón lo que nos apetecía era desayunar y tumbarnos un ratito en la cama).
El resto del tiempo, el agua es fría y hay que advertir que sale bastante fresquita. Los momentos de las duchas, así como de lavar ropa, únicamente se permiten en los momentos de descanso.
Por lo demás el entorno en que se encuentra el Centro es muy agradable, verde y está bien cuidado.
La limpieza y el mantenimiento, durante el curso, se efectúa por los mismos estudiantes y gerencia. En este sentido hay que tener en cuenta que las primeras incomodidades producidas a la llegada o los primeros días van desapareciendo con el paso de los días y uno se empieza a sentir un poquito más cómodo.
El horario del curso
El horario del retiro de meditación vipassana asusta un poquito. Se trata de un horario exigente que lo que pretende es mantener la continuidad de la práctica ( diríamos, para que nos entendamos, estar todo el día meditando, desde las 4:30 am hasta las 9:00 pm).
El siguiente horario es el que se mantiene durante todo el curso hasta el día diez una vez se rompe el silencio. A partir de ese momento se modifica un poquito y se rebajan las horas de meditación, incorporándose a partir de entonces en el curso la denominada Meditación Metta.
4:00 a.m. | Llamada |
4:30-6:30 a.m. | Meditación |
6:30-7:00 a.m. | Desayuno |
7:00-7:50 a.m. | Descanso |
8:00-9:00 a.m. | Meditación en grupo en la sala |
9:10-11:00 a.m. | Meditación (según las instrucciones del maestro) |
11:00-11:30 a.m. | Comida |
11:30-12:50 p.m. | Descanso |
1:00-2:10 p.m. | Meditación |
2:30-3:30 p.m. | Meditación en grupo en la sala |
3:40-5:00 p.m. | Meditación (según las instrucciones del profesor) |
5:00-5:30 p.m. | Té |
5:30-5:50 p.m | Descanso |
6:00-7:00 p.m. | Meditación en grupo en la sala |
7:10-8:30 p.m. | Charla del maestro |
8:30-9:00 p.m | Post discurso/ instrucciones /meditación |
9:00-9:30 p.m | Preguntas en la sala |
9:30 p.m | Acostarse. Se apagan las luces |
El curso finaliza en la mañana del día undécimo.

La técnica. Cómo se hace y porqué
Comúnmente conocida como la Vipassana, la Vipassanā-Bhāvanā o “el desarrollo de la visión cabal” es un método de auto-purificación de la mente a la que se accede mediante la auto-observación sistemática y desprovista de cualquier tipo de pasión de todas aquellas sensaciones físicas que acontecen en uno mismo mediante el escaneo ordenado de todas y cada una de las partes del cuerpo, parte por parte, pieza por pieza, sin dejarnos ninguna, de la cabeza a los pies y de los pies a la cabeza, con ecuanimidad.
Es éste simple y llanamente el método que, hallado por él mismo, llevaría a Buda a la iluminación.
Esta práctica va penetrando en las profundidades de la mente y erradicando las impurezas allí donde se originan. Va erradicándose, en consecuencia, el sufrimiento causado por la ignorancia, el deseo y la aversión.
Para alcanzar esta meta, esto es, para erradicar el sufrimiento de nuestras vidas erradicando sus causas, el Buda descubrió, siguió y enseñó una vía práctica, a la que llamó “El Noble Sendero Óctuple”. Dicho sendero se divide a su vez en tres secciones en las que hay que adiestrarse: Sīla, Samādhi y Paññā.
- Sīla, base de la práctica, consiste, valga la redundancia, en la práctica o conducta ética; en la moralidad. Consiste en definitiva en la abstención de todas las acciones perjudiciales de cuerpo y de palabra.
El campo del adiestramiento en Sīla se compone por tres de los factores que integran el Noble Sendero Óctuple
- La Recta Palabra. La palabra debe ser pura y provechosa. A tales efectos y, a modo de ejemplo, son palabras impuras aquellas que son resultado de decir mentiras; criticar y calumniar; las groserías; el chismorreo, el parloteo sin sentido que hace perder el tiempo propio y el ajeno.
- La Recta Acción. La acción también debe ser pura. Son acciones impuras matar a cualquier ser viviente; robar; llevar una conducta sexual errónea o tomar intoxicantes que causen la pérdida de los sentidos de manera que no se sepa lo que se dice o lo que se hace.
De esta manera, con la práctica de los Cinco Preceptos a los que anteriormente hemos hecho referencia y que resultan ser el mínimo indispensable para llevar a cabo una conducta ética, se pone en práctica tanto la Recta Palabra como la Recta Acción.
- El Recto Sustentamiento. Toda persona debe tener un medio de subsistencia adecuado. Este Recto Sustentamiento se concreta en:
- No debe haber ninguna necesidad de romper los Cinco Preceptos en el trabajo, puesto que evidentemente, ello perjudicaría a otros.
- No se puede hacer nada que anime a otras personas a romperlos, ya que esto también causaría daño. En definitiva, nuestro medio de vida no debe implicar daño a otros seres, ni directa ni indirectamente
- Samādhi, cuyos cimientos son proporcionados por Sīla, consiste en la práctica de la concentración de la mente; en el desarrollo de la aptitud para dirigir y controlar conscientemente los procesos mentales para convertirte en el dueño de tu propia mente. A esta práctica de concentración se le llama también «El desarrollo de la tranquilidad” o “Samatha Bhāvanā”.
Enfrentar los problemas en la mente
No es suficiente por tanto con limitarse a controlar nuestras acciones verbales y físicas con la práctica de Sīla. En tanto en cuanto la causa del sufrimiento radica precisamente en las acciones mentales, y puesto que el problema se origina en la mente, es en la mente donde se debe enfrentar.
Con tal finalidad debe emprenderse la práctica de Bhāvanā esto es, el desarrollo mental o meditación, mediante la práctica de ejercicios mentales específicos y técnicas precisas para enfocar y purificar la mente y la cual incluye tanto la práctica de la concentración (Samādhi) que estamos viendo como la de la sabiduría (Paññā), que veremos a continuación.
También esta práctica de la concentración se compone por otros tres factores que integran el Noble Sendero Óctuple:
- El Recto Esfuerzo. Debe aprenderse a enfocar, fijar y mantener la mente en un solo objeto de atención, concretamente en la respiración (Ānāpāna-sati). ¿Por qué en la respiración? Porque éste es un objeto de atención fácilmente disponible para todo el mundo (todos respiramos desde que nacemos hasta que morimos) permitiéndonos además concentrar nuestra atención en una parte relativamente pequeña del cuerpo (el triángulo de la nariz o ventanas nasales).
- La Recta Atención. El Dhamma es el camino del aquí y el ahora, por eso debe desarrollarse la habilidad para estar atentos al momento presente mediante un método que permita enfocar la atención sobre la realidad de este instante. Con la práctica de técnica de Ānāpāna-sati se desarrolla la autoconsciencia del aquí y el ahora (ahora inspiramos, ahora espiramos).
- La Recta Concentración. Supone el mantenimiento constante de la fijación de la atención en la respiración, por el periodo de tiempo tan largo como sea posible.
- Paññā, es la sabiduría de la visión cabal, el desarrollo de la purificación mental a través de la comprensión de la naturaleza real de la mente y la materia, con cuya práctica podremos reconocer y eliminar las causas del sufrimiento y que se concreta en la práctica de la Vipassanā-Bhāvanā. De esta forma, cómo ya advirtió el Buda, sólo desarrollando Paññā puede encontrarse un auténtico camino medio entre los extremos de la autoindulgencia y la autorrepresión, extremos éstos que, una vez probados también por el Buda, él mismo concluye no conducen a la erradicación del sufrimiento.
En este caso, el entrenamiento de la sabiduría contiene dos de las partes del Noble Sendero Óctuple:
- El Recto Pensamiento. No quiere decir ello que deban cesar todos los pensamientos antes de iniciar la meditación Vipassanā-Bhāvanā (de hecho es imposible) sino que lo que quiere decir es que, para empezar este trabajo, es suficiente con mantener la consciencia en todo momento, aún y persistir los pensamientos. Estos pensamientos continuarán existiendo durante la práctica de la MeditaciónVipassana. Si bien, lo que sucederá es que la naturaleza de los mismos va a cambiar; la aversión y el deseo se van a calmar a través de la atención a la respiración. En este punto, la mente está tranquila, al menos en la superficie, y ha comenzado a pensar en el Dhamma, esto es, en la forma de salir del sufrimiento.
- La Recta Comprensión. Constituye la verdadera sabiduría. No basta pues con pensar en la verdad sino que debemos verla y comprenderla por nosotros mismos, debemos ver las cosas tal y como son.
Se trata ésta de un tipo de sabiduría experimentada (bhāvanā-māyā paññā) que, a diferencia de las otras dos existentes, esto es, la sabiduría recibida (suta-māyā-paññā) y la sabiduría intelectual (cintā-māyā-paññā), surge de la experiencia propia, de la comprensión personal de la verdad. Ésta es la sabiduría que se vive, la sabiduría real que traerá el verdadero cambio a la vida, transformando la naturaleza misma de la mente, liberándonos de los condicionamientos y en consecuencia, liberando a la propia mente.

La postura y la práctica propiamente dicha
La postura
Nos sorprendió que al inicio del retiro de meditación vipassana no nos instruyesen acerca de la postura (ni del mudra) a emplear. Tampoco nos supuso ello problema alguno. Simplemente adoptamos la postura habitual con la que venimos practicando.
Uno en banco de meditación y el otro en cojines al estilo de meditación en zafo aunque después de tantas horas de meditación os podemos asegurar que uno acaba probando de todo en busca de la comodidad y no acabar la meditación sin sentir las piernas y con la espalda rota: más cojines, medio loto, loto entero, cojines al estilo banquito, el banquito detrás de la espalda para que te recoja algo, la silla, la pared, me calzo las piernas…
Lo importante es elegir una postura cómoda en la que el cuerpo esté derecho. No te preocupes por si la que eliges, una vez comenzada la práctica, no es la más cómoda del mundo (ninguna te parecerá lo suficientemente cómoda para tanta práctica) puesto que tienes muchas horas en las que ir probando posturas hasta encontrar la tuya, o al menos, encontrar las que te resultan más cómodas para ir alternándolas. En cualquier caso, si tienes algún tipo de duda, lo mejor es preguntar al maestro o la maestra, según corresponda.
Mantener la postura en quietud
Antes de llegar al retiro de meditación vipassana nosotros, en nuestras prácticas, teníamos como instrucción, y seguimos teniendo, no movernos ni romper la postura (caso que puedas no moverte o no romperla), lo cual no quiere decir que no nos movamos ni rompamos la postura de vez en cuando, así como tampoco levantarnos del sitio ni abrir los ojos, pues ello se entiende como reacción, tanto a la práctica como a la vida, y por ende opuesto a la ecuanimidad.
Entendemos si bien que, siendo la primera vez que uno se inicia en la práctica de la Meditación Vipassana, en un curso ni más ni menos que de diez días, meditando desde las 4:30 am de la mañana hasta las 9:00 pm que le resulte muy complicado mantenerse ecuánime.
En este sentido pudimos constatar cómo moverse, romper la postura o levantarse del sitio y salir a pasear o abrir los ojos no era una excepción y de aquí que nuestra impresión haya sido que, en este curso, no es la postura lo más determinante de la práctica (de hecho, en la Meditación Vipassana es cierto que la postura no es lo más importante) sino más bien el trabajo interno de concentración y atención que se realiza por cada uno consistente, primero, a la concentración de la mente mediante la atención a la respiración, a las ventanas de la nariz, al aire entrando y saliendo por los orificios nasales (Ānāpāna-sati) y, segundo, a la atención de las sensaciones físicas que se van produciendo en nuestro cuerpo (Vipassana).
La práctica propiamente dicha
Los meditadores deben sentarse adoptando una postura erguida que les resulte cómoda, empleando el mudra que estimen y cerrar los ojos para empezar concentrando la mente unos 10-15 minutos con la práctica de la Ānāpāna-sati para luego continuar con la práctica de la Meditación Vipassana propiamente dicha, momento a partir del cual se toma como objeto de atención las sensaciones físicas, cualesquiera que sean, que se van produciendo en nuestro cuerpo, moviendo la atención sistémicamente por toda la estructura física del cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, de un extremo a otro.
Para llegar a ello se comienza el retiro de meditación vipassana con el aprendizaje de la técnica de la Ānāpāna-sati, observando la respiración natural para concentrar la mente durante los tres primeros días y medio. En este punto es importante tener claro que no se trata éste de un ejercicio de respiración sino de un ejercicio de atención en el que de lo que se trata no es de controlar la respiración sino de permanecer consciente de ella, sin quererla cambiar, ni alterar, simplemente observando cómo es la misma (larga o corta, áspera o sutil, por ejemplo). No hacemos así ningún esfuerzo por regular la respiración sino que el único esfuerzo consiste en ser conscientes de ella.
A partir del tercer día
Es luego cuando, a partir del tercer día y medio, con la conciencia agudizada, se procede a observar la naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente, esto es, se inicia con la práctica de la Meditación Vipassana, hasta el final del curso, tomando como objeto de atención, ahora ya sí, las sensaciones físicas que se van produciendo en nuestro cuerpo.
Empezamos de esta manera, una vez concentrada la mente, la práctica de la Meditación Vipassana llevando nuestra atención a la parte alta de la cabeza, a todas y cada una de las partes que la componen, a nuestro cuero cabelludo, el resto de la cabeza, la frente, la parte derecha de la cara (ceja derecha, ojo derecho, pestañas derechas, el rabillo del ojo, el lagrimal, la oreja derecha, la mejilla derecha…), la parte izquierda de la cara (repitiendo idéntico escaneo que el que hemos efectuado en la parte derecha previamente), el entrecejo, la nariz, la parte derecha de la nariz y la parte izquierda, el bigote, los labios, el mentón, el cuello, la nuca, el hombro derecho y el brazo derecho, antebrazo, muñeca, dedos, uñas… todas y cada una de las partes que componen el brazo derecho (y así sucesivamente).
De la cabeza a los pies, todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo, parte por parte, pieza por pieza, sin dejarnos ninguna, atentos a las sensaciones físicas que se van aconteciendo en cada una de ellas.
En las primeras meditaciones puede suceder que el escaneo que hacemos sea muy mental. Pero ello es normal y no hay que darle mayor importancia. Simplemente, observarlo y seguir prestando la atención a las sensaciones físicas.
Creaciones propias de las sensaciones
También puede suceder en las primeras meditaciones que dibujemos o creemos nosotros mismos las sensaciones físicas. Si esto sucede y lo observamos, con calma y afinando la atención volvemos a las sensaciones físicas que surjan, sin buscarlas ni evitar las que puedan surgir y las cuales pueden consistir en dolores, calambres, hormigueos, picores, escozor, frío, calor, temblor, palpitación, vibración, contracción, etc.
En el caso de llegar a dudarse respecto a si estamos creando estas sensaciones o si por el contrario son reales puedes autosugestionarte para hacer la prueba de forma que si observas que la sensación cambia de acuerdo a tus órdenes, entonces sabrás que no es real.
En tal caso, simple y llanamente, volvemos a concentrar de nuevo la mente observando por un tiempo la respiración y, cuando entendamos la misma ya está concentrada, empezamos de nuevo la práctica por el inicio.
Es normal también que en los inicios de la práctica estas sensaciones no puedan observarse en todo el cuerpo experimentándose únicamente las más intensas (también llamadas burdas).
Nuestro trabajo consiste únicamente en seguir prestando atención de forma sistemática a las sensaciones que van surgiendo de forma que, caso que surjan pensamientos o emociones fuertes trayendo con ellos incomodad mental o física, incluso dolor que impida la atención a la sensación, volveremos a la práctica de la atención a la respiración para obtener de nuevo una mente calmada y aguda para, una vez concentrada la mente, volver a proseguir con la práctica iniciando de nuevo la misma y llevando nuestra atención a las sensaciones existentes en la parte alta de la cabeza para continuar con todo el cuerpo.
Buscar causas sin necesidad
A veces también tendemos a buscar las causas de estas sensaciones como ahora la temperatura, la postura, lo que hemos comido, una posible enfermedad previa. La causa ni importa ni hay que buscarla.
El trabajo consiste únicamente en observar objetivamente, en estar conscientes de cualquier sensación que se manifieste en el cuerpo, en abrazar la realidad tal cual se presenta, sin juicios, simplemente observándola. Esto es todo.
El trabajo del meditador es simple. Ello no quiere decir fácil.
El meditador simplemente debe mantener la atención, primero en la respiración hasta concentrar la mente y luego en las sensaciones físicas tanto tiempo como le sea posible.
Es precisamente aquí donde uno empieza a darse cuenta de la dificultad de mantener esta atención. Infinidad de pensamientos, recuerdos, planes de futuro, sensaciones que se traducen en dolores, palpitaciones, hormigueos, entre otros, empiezan a aparecer incesantemente, olvidándonos por completo del ejercicio que debíamos hacer, estar atentos a lo que tenemos que estar.
Llegado este momento (que se va a repetir cientos de veces) en el que hemos perdido la atención, el trabajo del meditador consiste, una vez nos hemos dado cuenta que hemos dejado de hacer lo que teníamos que hacer, esto es, estar atentos a nuestra respiración primero y a las sensaciones físicas después, en volver a nuestro ejercicio de atención con paciencia, calma y determinación hasta que de nuevo se nos va la misma y volvemos a darnos cuenta de ello.
Y así sucesivamente. Se nos va la atención y, cuando nos damos cuenta, volvemos, con una sonrisa, sin tensión ni desánimo (si se puede, claro).
En este sentido lo único que debemos hacer en la Meditación Vipassana es no desanimarnos ni ofuscarnos cuando nos enfrentemos a estas dificultades. Es totalmente normal que cambiar los hábitos mentales que tan enraizados están en nosotros cueste su tiempo (sudores y casi lágrimas también).
Sólo con insistencia, continuidad, paciencia y perseverancia podemos ir deshaciendo poco a poco todos estos viejos patrones mentales que se ponen de manifiesto en la meditación.
Finalización del retiro de meditación vipassana
El retiro de meditación vipassana finaliza con una breve introducción y práctica de la técnica de meditación Mettā-Bhāvanā, que consiste en compartir tu paz y tu armonía con otros.
Y esto es todo. No hay mayor secreto que la práctica, la práctica y la práctica para darte cuenta, entre otros, que:
- No tenemos en absoluto el control de nuestra mente, que ésta hace y deshace a su antojo, a su libre albedrío. Paciencia, persistencia y determinación es lo que se precisa para entrenar a esta mente que parece ser indomable.
- La mente se mueve en términos de pasado-futuro. Es realmente donde se encuentra cómoda. Todo intento de llevarla al momento presente, donde pierde su fuerza, nos produce incomodidad.
- La mente huye constantemente de la realidad, del momento presente, mediante toda una sucesión de pensamientos que para nada siguen hilo conductor alguno (ahora pienso en el trabajo y en el momento siguiente en la enfermedad de un familiar). La cuestión es mantenernos distraídos en lo que sea, fuera de todo lugar y todo momento que no sea aquí y ahora.
- La respiración nos advierte de nuestros estados mentales. De esta forma, cuando la mente está tranquila y calmada, nuestra respiración es regular y suave. Por el contrario, en cuanto surge algún tipo de negatividad (ira, odio, miedo, inseguridad, incertidumbre, etc) la respiración se hace más áspera, pesada y rápida.
- Vivimos en un constante cambio. Constatamos por nosotros mismos la impermanencia de las cosas. Las cosas llegan y pasan, llegan y pasan. Igual que nuestras sensaciones cambian constantemente. Una sensación surge a cada instante en cada parte del cuerpo y cada sensación es una indicación de cambio. Ésta es la realidad de la mente y de la materia: cambio e impermanencia. Con la práctica de la Meditación Vipassana llegamos a experimentar directamente esta realidad en el cuerpo y con ello constatamos lo efímero de nuestra naturaleza.
- No hay ningún “yo” real, ninguna entidad o ego permanente. Ningún “mío”. Con la práctica de la meditación se advierte que no hay ningún núcleo inmutable, nada que esté exento de la ley de la impermanencia. Por tanto, este “yo”, este “mi” o “mío” a lo que nos hemos aferrado tanto durante tanto tiempo desaparece tarde o temprano y con ello el sufrimiento que supone el apego a lo que es impermanente, transitorio, ilusorio, a aquello que está fuera de nuestro control.
- La ecuanimidad, esto es, observar sin reaccionar, es la clave para no hacerse a uno mismo infeliz. En vez de tratar de rechazar una y otra vez lo que sucede en el momento presente, en vez de atraer una experiencia que nos agrade más, lo que hacemos es examinar objetivamente, con ecuanimidad, con la mente equilibrada lo que está pasando. Examinamos desapasionadamente la sensación, sin agrado ni desagradao; sin deseo, aversión o apego.
- De esta forma todo el esfuerzo se basa en aprender a no reaccionar. Sepamos que existe una ley universal que dice que “Toda reacción causa sufrimiento, ahora o luego, mucho o poco, en ti o en otros”. Observar la sensación sin reaccionar, observando simplemente como surge y desaparece, implica dejar de lado toda posibilidad de que ésta se convierta en un deseo o aversión, en una emoción intensa que pueda desbordarnos. La mente puede permanecer equilibrada y en paz. Ésta es la forma en la que puede detenerse el sufrimiento, en la que podemos dejar de generar desdicha.
- El dolor puede ser tanto físico como emocional y que éste último, como ahora el producido por la duda, la pereza, la inseguridad, el aburrimiento, etc es tanto o más doloroso que el dolor físico que podemos llegar a experimentar.

La penetración hasta la verdad última
Llegados a este punto observamos que el progreso en el camino de la Meditación Vipassana tiene tres etapas.
La primera es el simple aprendizaje de la técnica, cómo se hace y por qué; la segunda es la puesta en práctica propiamente dicha y, la tercera y última es la penetración hasta la verdad última, es decir, la utilización de la técnica para desmenuzar las profundidades de la propia realidad y de este modo avanzar hacia la meta final, hacia la liberación de todo tipo de condicionamientos, hacia el Nibbāna.
Así, la atención en la respiración no sólo nos devuelve al momento presente sino que también supone la exploración de todo lo que ignoramos sobre nosotros mismos trayendo al plano consciente todo lo que hasta ahora había sido inconsciente, liberándonos de esta forma del deseo, la aversión y la ignorancia dado que ahora, gracias a la práctica, podemos apercibirnos de ello.
Atención (estar conscientes de todo lo que sucede en nuestro interior) y ecuanimidad son, cuando se practican en conjunto, el camino que conduce a la liberación del sufrimiento, comprendiéndose de esta forma que todo cambiará. Esto es, sin más, la Meditación Vipassana.
Así, poco a poco, con una práctica paciente, repetida y continua, el hábito mental de reaccionar se quebrará gradualmente y se erradicarán los viejos condicionamientos, hasta que llegue un día en el que la mente esté libre de todas las reacciones, pasadas y presentes, liberada de todo sufrimiento.
Como dijo el Buda:
Tenéis que hacer vuestro propio trabajo; aquellos que han llegado a la meta, sólo pueden mostraros el camino.

Para más información:
Como diría S.N. Goenka:
«BE HAPPY»

Para los puntos más técnicos del curso o la técnica nos hemos ayudado del libro de Hart, William. El Arte de Vivir: Meditación Vipassana tal y como la enseña S.N. Goenka que se puede adquirir online o al finalizar el curso.
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