Mindfulness y Meditación ¿Qué diferencias hay?

Una de las dudas que con mayor frecuencia surgen en relación a la meditación y el mindfulness es qué es la meditación y qué es el mindfulness y qué diferencias existen entre una y otra práctica. En este post vamos a tratar de clarificar estas cuestiones y ver qué diferencias existen entre ambas, si es que existen.

¿Qué es el mindfulness?

Mindfulness es la traducción al inglés del término pali Sati. En español lo traducimos como “atención plena” o “conciencia plena”. Sucede sin embargo, que como en todas las traducciones que queramos hacer del sánscrito o el pali, al inglés o al español, o en general a cualquier otro idioma, siempre van a resultar unas traducciones un poco pobres, que quedan un poco incompletas.

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Por ello es conveniente ahondar un poquito más en el término Mindfulness, el cual, no solo hace referencia al propio término en sí mismo y que hemos traducido como “atención plena” o “conciencia plena” sino que también describe:

La práctica, tanto formal como informal, que nos ayuda a desarrollar y cultivar el estado de atención plena

De esta manera, nos referimos a la práctica informal del Mindfulness cuando llevamos la práctica de la atención plena a las actividades y quehaceres que realizamos en nuestra vida cotidiana.

Se trata simplemente (aunque no por ello fácil) de “comer, cuando comemos”, de “ducharnos, cuando nos duchamos”  o de “lavar los platos, cuando lavamos los platos”. Y así con todas las actividades de nuestro día a día. Esto, que pudiera parecer a priori un juego de palabras, no lo es.

mindfulness y meditación

La trascendencia de tratar de realizar con plena atención todas nuestras actividades cotidianas, a las que innegablemente dedicamos gran parte de nuestro día a día, llevando una y otra vez toda nuestra atención y conciencia a las mismas, es muy relevante en el cultivo de la atención plena y en el proceso de entrenar a la mente a enseñarla a que esté presente.

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De esta forma, cuando nuestra mente se distraiga, y nos demos cuenta de ello,  vamos a tratar de llevarla, una y otra vez, de nuevo a la actividad que en ese momento estemos realizando.  En esto consisten las prácticas informales de mindfulness.

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Para mejor, claro. Para mucho mejor.

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La práctica formal del mindfulness

Por otro lado, cuando nos referimos a la práctica formal del mindfulness, nos estamos refiriendo a la práctica para la cual nos reservamos un tiempo y un lugar determinado. 

Esta práctica formal, como se puede intuir, apunta a lo que conocemos como meditación. Esta es la práctica formal de mindfulness o atención plena y la cual no deja de ser otra cosa que un tipo de meditación.

“La práctica formal de mindfulness o atención plena no deja de ser otra cosa que un tipo de meditación”.

Pero el mindfulness no sólo hace referencia a la práctica, ya sea formal o informal, sino también hace referencia al:

El estado mental o proceso psicológico de estar consciente y presente, momento a momento

Se refiere al estado mental no condicionado que ve con total claridad lo que sucede, mientras está sucediendo. Y es a este estado mental no condicionado precisamente el horizonte al que mira la práctica, ya sea formal o informal, del mindfulness.

Es importante reseñar en este punto que este estado mental o proceso psicológico de estar consciente y presente, momento a momento, no es algo que no tengamos en nosotros y que por tanto “se adquiera” con la práctica, sino que es algo que siendo que es inherente a todos nosotros, se va desvelando con la práctica misma.

Y esto no es diferente a la meditación. Vamos a verlo.

¿Qué es la meditación?

La meditación, igual que el mindfulness, se refiere:

  1. Por un lado, tanto a la técnica como a la práctica de un estado de atención sostenida, bien sobre un objeto externo, sobre un objeto interno, sobre la propia consciencia o sobre el propio estado de contemplación. En este caso la meditación formal, sedente, es básica en el entrenamiento y cultivo de la atención plena.
  2. El estado de conciencia que se despliega o desvela con la propia práctica.  Y como ya hemos visto, no es éste un estado que tengamos que alcanzar porque ya está en nosotros. Desvelarlo, con el objetivo de vivir conscientes, tanto en la quietud de la práctica formal como en el movimiento de la vida cotidiana, es también el horizonte al que mira la práctica meditativa.

Diferencias entre mindfulness y meditación

¿Existe por tanto alguna diferencia entre el mindfulness y la meditación? Pues visto lo anterior, puede concluirse que ninguna.

Meditación es mindfulness y mindfulness es meditación, ambas, prácticas de atención plena, que nos ayudan a desvelar ese estado de conciencia no condicionado que, siendo nuestro estado natural, ha permanecido oculto.

El origen del mindfulness

El mindfulness, tal y como hoy lo conocemos comúnmente, bebe y se fundamenta en las enseñanzas del budismo y la meditación budista, que a pesar de ser una filosofía de vida y práctica milenaria, irrumpió en Occidente de forma masiva allá por los años 60.

De hecho, el mindfulness que hoy conocemos no es otra cosa que el corazón del camino de la realización o liberación del sufrimiento que propone el budismo, la meditación.

El mindfulness que hoy conocemos no es otra cosa que el corazón del camino de la realización o liberación del sufrimiento que propone el budismo, la meditación.

¿Qué hace entonces el mindfulness?

Sistematiza la práctica de la meditación budista adaptándola a la mentalidad occidental, sobradamente científica, extrayendo de ella todo componente religioso que pudiera tener, si es que la practica en sí misma tiene alguno.

Sería de esta forma Jon Kabat-Zinn, el que a finales de los años setenta y habiendo constatado las bondades de la práctica meditativa y todo su potencial, introdujo en el marco de la medicina integrativa un nuevo programa de reducción del estrés y del dolor basado en el Mindfulness o Atención Plena en la Universidad de Massachussets.

Por tanto, tanto la práctica de la  meditación como del mindfulness son prácticas de atención plena que consisten en cultivar las facultades de atención que nos desvelen ese estado de consciencia al que nos hemos referido, y desde ahí vivir de forma muy consciente y plenamente presente, muy atentos y atentas al momento presente, al único momento que existe.

Llegados a este punto la clave es saber, con independencia de que hablemos de meditación, de mindfulness o de cualquier otra práctica meditativa o espiritual, que existen tantos caminos como seres habitan el universo y que todos ellos son válidos, no hay uno mejor que otro. Los beneficios de la meditación son muy numerosos.

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Mavi Mariscal

Buscadora y practicante de la meditación Samatha & Vipassana. Enamorada del silencio y la quietud. Del ruido y la vorágine. De lo simple, bello y poético. De lo complejo, feo y prosaico. De lo profundo y superficial. De lo espiritual y terrenal. Del todo y de la nada. La práctica de la meditación me ha reconciliado con lo que "ES", aquí y ahora.